Como ser mamá y no morir en el intento.
Soy Dey Ontiveros, mamá de dos hombrecitos que vinieron a pintar mi vida de colores donde predomina el color azul de muchos matices, azul cielo algodón de azúcar, azul drama, azul aventura, azul príncipe, pero es sorprendente como mi día con ellos puede pasar de gris a amarillo brillante o a rojo aventura, o quizá a morado rabieta, jeje.
Soy psicóloga laboral, orientada al área de Recursos Humanos, trabaje por más de 10 años en esta área y de tantas personas que entrevisté ya no sé si los recuerdos son míos o de otra vidas. Es un trabajo muy satisfactorio y reconfortante, pero luego les cuento porque lo tengo en pausa.
Soy esposa de un ingeniero industrial el más ingenioso y trabajador que conozco, admiro mucho su entrega y dedicación al trabajo y aún así tener tiempo para su pequeña familia.
Soy una mujer, llena de ilusiones, de ideas, de inquietudes, de dudas, con mucho amor por compartir, forjando mi futuro y dándole forma a mis sueños para verlos cristalizados.
Y con todo esto que soy, trato cada día con esmero, amor y dedicación, hacer a esta pequeña familia más feliz.
A partir de hoy…
Hoy hace justo… ¿? Bueno el 02 de junio del 2015 llegue a la Ciudad de México llena de ilusiones, de miedos, de expectativas y cargando con dos chamacos uno de 2 años y el otro de casi 6 meses; a una ciudad desconocida, a la capital de mi país México (en el 2015 aún era el Distrito Federal), después de vivir en una pequeña ciudad como Los Mochis, Sinaloa, esta ciudad literal me daba miedo, pero nunca he dejado que el miedo me venza y esta vez no sería la excepción, así que con sentimientos cruzados, dejé todo y me lancé «pa la capital».
¿Qué si que deje? Nada más y nada menos que a mi familia, mis padres y hermanos, mis amigos, los más entrañables y los nuevos, mis lugares favoritos para pasar los fines de semana, la playa del Maviri, el puerto de Topolobampo, los mariscos y todas las comidas típicas de mi rancho y pues mi trabajo, en ese momento estaba desempeñándome como Jefe de RRHH de una importante empresa (ese trabajo realmente me hacía feliz).
Peeeero, ¿Qué ganaba cambiando de residencia? Tooodo. Él hecho de estar con mi nueva pequeña y hermosa familia de hombres, estar juntos en el amor y el crecimiento de mis retoños y el crecimiento profesional y económico de mi esposo, lo era todo; y eso realmente me emocionaba y me hacía aún más feliz.
Algo que me ayudó a tomar la decisión fue que desde antes de tener hijos siempre pensé que cuando los tuviera no me gustaría que mi madre los cuidara por mi y menos pensar en otra persona, siempre tuve la idea y aún la tengo, de que si tomas la decisión de ser madre tienes que tomar la responsabilidad que adquieres al traer al mundo a un nuevo ser.
Siempre tuve en mi mente, que ningún éxito profesional o económico compensa un fracaso en la familia.
Y así es como comencé a vivir esta nueva etapa, está hermosa experiencia, este nuevo reto, ya no estaba al frente de un área de una empresa, donde hay un análisis y descripción del puesto, detalle de actividades a realizar, etc; ahora estaba al frente de una familia, mi familia, ahora me había convertido en madre y esposa 24/7, en ama de casa y literalmente, no sabia que hacer …
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